Día tras día, año tras años, el agujero donde se han hundido los científicos del clima se hace cada vez más profundo. Mientras más tiempo demoren en admitir que sus exagerados pronósticos estaban equivocados, más y más lastimarán a toda la ciencia.
La historia se narra en una sola gráfica, la misma que presentó John Christy de la Universidad de Alabama, al comité de Recursos Naturales de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos el 15 de mayo pasado.
La línea roja es el promedio de 5 años corridos de pronósticos del cambio de la temperatura global, comenzando en 1979, predicción de la última familia de modelos del clima computados de las Naciones Unidas, muchos de ellos son una creación de nuestro establishment de la ciencia federal.
Las predicciones son para los cambios en la temperatura media global en la atmósfera inferior, lejos de los efectos de confusión de ciudades, bosques y agricultura.
Los círculos azules son los cambios en la temperatura media global de la atmósfera inferior obtenidos por cuatro diferentes análisis de los globos sonda, y los cuadrados verdes son el promedio de la temperatura de los dos sistemas aceptados de medición satelitales.
Ambos conjuntos de datos se aceptan como muy sólidos porque provienen de instrumentos calibrados.Si uno se fija en toda la información hasta 1995, el pronóstico parece estar haciéndolo bastante bien. Eso se debe a que los modelos computados parecen, por lo menos en esencia, haber capturado a dos períodos de un leve enfriamiento.
La palabra clave es “parecen”. Los modelos computados se ajustan para tomar cuenta de los grandes volcanes que se saben inducen enfriamientos temporarios en la atmósfera inferior. Estos serían la erupción de 1982 de El Chichón en México, y en 1992 la espectacular erupción del Monte Pinatubo, la mayor explosión natural en la Tierra desde el Katmai de Alaska en 1912.
Desde el Pinatubo, la Tierra estuvo bastante aquietada, de modo que calentamiento por el aumento del dióxido de carbono debería de proseguir sin impedimentos.
Obviamente, la diferencia entre las temperaturas predichas y las observadas se hace cada vez mayor a medida de que pasan los años, y ahora es un abismo profundo.Como científico, es imposible mirar a este gráfico y no ponerse furioso por la destrucción de la ciencia que se está haciendo por la incapacidad de los climatólogos de mirarnos a los ojos y decir quizás las dos palabras más importantes en la vida: “Estábamos equivocados”.
Patrick J. Michaels es Director del Centro de Estudios de la Ciencia del Instituto CATO.
Fuentes:
http://www.cato.org/publications/commentary/when-will-climate-scientists-say-they-were-wrong
http://www.mitosyfraudes.org/calen15/cuando_diran_los_cientificos_del_clima_que_estaban_equivocados.html
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